Entrañable barrio de Molina de Segura. Peculiar por su ubicación en la falda de un cerro, lo que le da un aspecto singular a sus empinadas calles. Buena respuesta de participación a pesar de que parte de las socias se encontraban realizando un viaje. De nuevo una participante nos contó como elaboraban queso fresco las monjas de esta localidad, utilizando el vinagre y limón para cortar la leche y realiznado el salado directamente en la olla con la leche hirviendo. La cuajada se recogía con un colador grande al que se le colocaba peso para escurrir el suero. Este queso era consumido fresco. Otras participantes contaron anécdotas de los cabreros del barrio, que vendían su leche hace 40 o 50 años por las calles, ordeñando la leche a la que había que añadir "algo" de agua para que no se cortara al hervir. Era importante que "subiera" tres veces para prevenir las "calenturas", que no era otra cosa que las temidas fiebres de Malta.
Los quesos catados fueron de muy buena calidad, especialmente el curado y el fresco que "desaparecieron" literalmente de los platos.
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